Fragmento:
Más de un millón de habitantes de la ciudad pasean por la extrañamente llamada “ciudad bonita”, es habitual despistarse por su belleza como quién ve a una mujer y no conoce su interior, porque la superficialidad es una característica generalizada y marcada, por este mismo hecho los transeúntes impávidos y desprevenidos viven y respiran en un terreno que al menor suspiro prolongado de la tierra revuelta, el alud se podría convertir en su peor pesadilla, lo más grave del asunto es que los cuestionamientos acerca del terreno que están pisando son efímeros o nulos.
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